“Yo voy a jugar con la Sele”

Yo crecí –o al menos me hice viejo- en las montañas en Rio Oro de Santa Ana, aunque fui ensamblado en San Ramón de Alajuela y por tanto moncheño por herencia y corazón. Como hijo de una de las familias de esa zona de San José de finales de la década de los ochenta inicios de los noventa, tenía yo y varios de mis pares la pregunta importante de si ir o no al Cole. Aunque ya para aquel momento muchas familias habían decidido que la educación secundaria era una obligación para sus hijos, había también las que seguían considerándola una opción. La mía y la de Michael Umaña (defensor de la selección nacional y anotador de ese PENALAZO) eran de las segundas.

Sin querer aludir de ninguna manera que el señor Umaña sea mí amigo de todas las semanas, o que la última vez que nos hablamos fue antes del partido contra Grecia para desearle mi mejor abrazo o NADA parecido, si tengo presente en mi mente que hace ya algunas vueltas de tuerca, tuve la oportunidad precisamente en la plaza de Barrio España allá en La Mina, de preguntarle si él iría al colegio saliendo de la escuela. Yo hice la pregunta porque yo a pesar de todos los pronósticos familiares y socia-ambientales había negociado con mi madre que si iría al nunca bien ponderado Liceo de Santa Ana, a perseguir el sueño de lograr con el estudio lo que mis hermanos y hermanas de una o de otra forma habían logrado a punta de mucho y muy duro trabajo.

Y es que la mayoría de las veces como suele ocurrir, decisiones sobre concluir la secundaria, ir a la universidad o de plano no hacer ninguna de las anteriores, están determinadas por factores no solo individuales sino que se ven afectadas por la familia y amigos. Los Demás siempre tienen algo que aportar –positivo o negativo- sobre si uno debería tomar el toro por los cuernos y con fuerza y fe CIEGAS asumir el reto de la vida con o sin herramientas.

¿O no? Quiero decir, ¿Cuáles herramientas son buenas para enfrentar la vida? Con el paso de los años me he dado cuenta, a partir de la oportunidad de vivir tomando decisiones, que es más que probable que las herramientas importantes para el éxito en la vida no están colgadas de las paredes, después de haberlas arrebatado tras cuatro o seis o más años de someterse al esquema de un sistema educativo sino que son aquellas que nacen de la tenacidad personal. Todos en mayor o menor medida tenemos presente las historias de los atletas que a pesar del dolor físico y la presión psicológica se sobreponen y vencen rivales reales y mentales. Todos podemos incluso referir aquel momento de decisión cruda que nos tocó vivir y que nos ha definido profundamente y que usamos para representarnos. ¿Cuáles herramientas? ¿Educativas o volitivas? Hace todos estos años desde aquella oportunidad en que personalmente le pregunte a Michael Umaña si él iría al cole terminando la escuela, y es hoy donde agradezco nunca haber olvidado su respuesta FRANCA de niño:  “Yo no, porque YO voy a jugar con la Sele”

¡Si terminó o no terminó la secundaria hoy parece no importar para ninguno de nosotros! Lo que si queda claro es que en su caso la HERRAMIENTA infalible ha sido aferrarse a un sueño, a un ideal. Claro que si se pueden lograr cosas a partir de soñarlas y echar a rodar una estrategia para lograrlas; hacer creyendo es la estrategia. La mente crea nuestra realidad, lo que pensamos tiene el potencial de convertirse en lo que vivimos en este plano físico. Somos esencialmente seres creadores, capaces por naturaleza… el nuevo paradigma de conciencia enseña que nosotros llegamos a este mundo por voluntad propia (en otro plano dimensional… etc) decidimos de manera inconsciente la ruta de estar presentes en este mundo y al hacerlo nos equipamos con la herramienta más grandiosa de todas LA VOLUNTAD. ¡Yo también voy a jugar con la sele! Y lo haré a partir de mis fortalezas, de mis talentos, de mis SUEÑOS. ¿Y usted? Usted qué hará con cada aspecto de su vida que aún no ha conquistado. Con cada detalle que no le agrada o no lo llena. Cada uno de nosotros está equipado con TODO lo que se necesita para hacer ese cambio supremo la capacidad de DECIDIR.